martes, 7 de julio de 2009

EL PORTON de Ledo Ivo

El portón se abre el día entero pero en la noche yo mismo lo cierro.No espero ningún visitante nocturno a no ser el ladrón que salta el muro de los sueños.

La noche es tan silenciosa que me hace escuchar el nacimiento de los manantiales en los bosques.Mi cama blanca como la vía láctea es breve para mí en la noche negra.

Ocupo todo el espacio del mundo. Mi mano desatenta derriba una estrella y ahuyenta un murciélago.El latir de mi corazón intriga a las lechuzas que, en las ramas de los cedros, rumian el enigma del día y de la noche paridos por las aguas.

En mi sueño de piedra quedo inmóvil y viajo.Soy el viento que palpa las alcachofas y enmohece los arreos colgados en el establo.Soy la hormiga que, guiada por las estaciones,respira los perfumes de la tierra y el océano.

Un hombre que sueña es todo lo que no es:el mar que deterioran los navíos,el silbo negro del tren entre hogueras,la mancha que oscurece el tambor de queroseno.Si antes de dormir cierro mi portón en el sueño se abre.

Quien no vino de día pisando las hojas secas de los eucaliptos viene de noche y conoce el camino, igual que los muertos que aunque jamás verán, saben dónde estoy–cubierto por una mortaja, como todos los que sueñan se agitan en la oscuridad, gritan palabras que huyeron del diccionario y respiran el aire de la noche que huele a jazmín y a dulce estiércol fermentado.

Los visitantes indeseables atraviesan las puertas atrancadas y las persianas que filtran el paisaje de la brisa y me rodean.¡Oh misterio del mundo!, ningún candado cierra el portón de la noche.

En vano fue que al anochecer pensara en dormir solo protegido por el alambre de púas que cerca mis tierras y por mis perros que sueñan con los ojos abiertos.

En la noche, una simple brisa destruye los muros de los hombres. Aunque mi portón amanece cerrado sé que alguien lo abrió, en el silencio de la noche,y asistió en lo oscuro a mi sueño inquieto.

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